XLVII
Antecedentes de los Reyes Magos
Quinientos años antes del nacimiento del Mesías, los
antepasados de los tres Reyes Magos eran poderosos y tenían más riquezas que
sus descendientes, ya que sus posesiones eran extensas y su herencia menos
dividida. Vivían entonces en tiendas de campaña, con excepción del antepasado
del rey que vivía al Este del Mar Caspio, cuya ciudad veo en este momento. Esta
ciudad tiene construcciones subterráneas de piedra, en lo alto de las cuales se
alzan pabellones, pues se halla cerca del mar, que se desborda con frecuencia.
Veo allí montañas muy altas y dos mares, uno a mi derecha y otro a mi
izquierda.
Aquellos jefes de raza eran, según sus tradiciones,
observadores y adoradores de los astros y existía en el país un culto
abominable que consistía en sacrificar a los viejos, a los hombres deformes y a
veces también a los niños. Lo más horrible era que estos niños eran vestidos de
blanco y luego arrojados en calderas donde morían hervidos. Toda esta
abominación fue abolida. A estos ciegos paganos Dios les anunció con mucha
anticipación el Nacimiento del Salvador.
Aquellos príncipes tenían tres hijas versadas en el
conocimiento de los astros. Las tres recibieron el espíritu de profecía y
supieron, por medio de una visión, que una estrella saldría de Jacob y que una
Virgen daría a luz al Salvador del mundo. Vestidas de largos mantos recorrían
el país predicando la reforma de las costumbres y anunciando que los enviados
del Salvador vendrían un día al país trayendo el culto del Dios verdadero.
Predecían muchas cosas más relativas a nuestra época y a épocas más lejanas
aún.
A raíz de estas predicciones, los padres de estas jóvenes
elevaron un templo a la futura Madre de Dios hacia el Mediodía del mar, en el
mismo sitio de los límites de sus países y allí ofrecieron sacrificios. La
predicción de las tres vírgenes se refería especialmente a una constelación y a
diversos cambios que habrían de producirse.
Desde entonces empezaron a observar aquella constelación
desde lo alto de una colina cercana al templo de la futura Madre de Dios, y de
acuerdo con esas observaciones, cambiaban algunas cosas en los templos, en el
culto religioso y en los ornamentos. Así he visto que el pabellón del templo
era unas veces azul, otras rojo, otras amarillo y demás colores. Me impresionó
que pasaran su día de fiesta al sábado, mientras antes celebraban el viernes.
Todavía recuerdo el nombre que daban a este día: Tanna o Tanneda.
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